La exposición 1924. Otros surrealismos, organizada por la Fundación MAPFRE conmemora el centenario del Primer manifiesto del surrealismo de André Breton revisitando el movimiento desde una perspectiva amplia y global.
A través de más de doscientas obras, la muestra 1924. Otros surrealismos (desde 6 de febrero al 11 de mayo 2025) no solo rinde homenaje al surrealismo canónico de figuras como Magritte, Dalí, Max Ernst o Paul Delvaux, sino que también explora su expansión en distintas geografías y su reinterpretación en contextos periféricos, como España y América Latina. La exposición plantea así una reflexión sobre los múltiples caminos del surrealismo, incluyendo la obra de artistas menos conocidos dentro del canon pero esenciales para comprender su riqueza y diversidad.

La presencia de la obra de Gregorio Prieto en esta exposición adquiere un significado profundo dentro de la sección Las pesadillas y el deseo, un espacio donde el surrealismo explora la relación entre el inconsciente, el deseo y la transformación de la identidad. Su óleo Maniquí del pájaro se inserta en este discurso con una fuerza singular: el maniquí, objeto recurrente en la iconografía surrealista como símbolo de lo inanimado y lo mecánico, se humaniza en la visión del pintor de la generación del 27. Su postura, su expresión ambigua y la presencia del pájaro—otro elemento cargado de simbolismo dentro del movimiento—lo convierten en un reflejo de la pulsión amorosa y la identidad fragmentada, un eco de las estrategias surrealistas para liberar el deseo y reconfigurar la figura humana.
Frente a la tradición surrealista canónica, dominada por la figura de André Breton y su concepto de amour fou, Prieto introduce matices que lo alejan de esa ortodoxia. Su exploración del deseo no se limita a la construcción de un objeto de amor femenino, sino que en este maniquí proyecta una pulsión más personal, su propio alter ego, transformando la materia inerte en un ente dotado de emociones y significados abiertos. En este sentido, su obra dialoga con el tema central de la exposición: la existencia de otros surrealismos, aquellos desarrollados fuera del epicentro parisino, con lenguajes propios y reinterpretaciones de los principios establecidos por Breton.
La inclusión de las fotografías realizadas por Prieto en coautoria con Eduardo Chicharro Briones entre 1929 y 1931 en Roma, Herido por la belleza clásica, DeuKalión, Muerto y resucitado e Il Penduto refuerza esta lectura. La obsesión de Prieto por el cuerpo, por su fragmentación y reconstrucción, lo vincula a los juegos identitarios y oníricos del surrealismo, pero con una mirada que también se entronca con la tradición clásica, la estatuaria y la memoria personal. En conjunto, las piezas prestadas por el Museo Gregorio Prieto ofrecen una perspectiva única dentro de la muestra, evidenciando cómo el surrealismo se expandió y adquirió nuevas dimensiones en la periferia de su movimiento original.